martes, 8 de enero de 2008

FRAGILIDAD




EN MEMORIA DE "POCHO" BAUNGARTNER


Por Lorenzo SÁNCHEZ

FOTO: "POCHO" BAUNGARTNER (con indumentaria de Futbol) Junto a su Compañero y Amigo "CHIRIQUI" LINO


Mientras escribo esto, no puedo evitar alguna lágrima que apuran, como no dejarlas que me alcancen, si es lo menos que merece un amigo.
Aunque resulte muy difícil, la reflexión es algo inevitable ante lo sucedido en la Décima Edición de las Olimpiadas Deportivas y Culturales de los Trabajadores Viales y aún, después de unos días de la despedida de nuestro Compañero Pocho, todo lo acontecido me sigue pareciendo un mal sueño.
Siempre me ha rondado por la mente la fragilidad inmensa de la vida esa fragilidad que se hace fuerte y en algunos casos, hasta parecen indestructible y todo gracias a ciertos atributos que se van ganando con el paso de los años.
Somos hacedores de Caminos y esto no es una paráfrasis de lo que nuestra realidad implica, esta es una verdad absoluta, somos hacedores de Caminos de distinta índole y naturaleza y de algún modo, también somos Camino.
Entonces, debemos entender que todo Camino tienen un principio y un final, lograr que el Camino continúe es facultad de las personas que crean que éste debe continuar.
Creo firmemente que nadie querría que algo se termine con nosotros y menos aún, algo que permite a los que quedan, continuar el derrotero que sus sueños grandes o pequeños han pergeñado para ellos, si hemos llegado hasta aquí con una pala gastada puede que quienes vengas detrás logren con mejores herramientas llegar más lejos.
Para retomar a un idioma mas natural a los Viales, creo que todos sabemos que esto de vivir tienen riesgos. Acaso no habremos pensado tantas veces que al salir de casa, nadie nos garantiza la vuelta. Acaso no habremos asumido riesgos para ayudar a mucha gente y a veces en condiciones extremas. Cuantos Compañeros trabajan solitarios en lugares a los que no todos acceden, sin tomar en cuenta los riesgos que ello implica.
En realidad, la vida es un riesgo permanente y la fragilidad de los seres humanos como la de cualquier ser viviente se pone de manifiesto en cualquier momento.
Entonces, debemos saber a que nos exponemos a cada instante y aun sabiéndolo, asumimos tantos riesgos que luego terminamos lamentando algunas consecuencias. Algunas veces me he preguntado, ¿qué nos impulsa a dar siempre más de lo que podemos? Y aunque parezca pedantería creo saber por que.
Resulta que a nuestras piernas, a nuestros brazos, a nuestra mente y a nuestro corazón, los mueven hilos invisibles, hilos que arrastramos y nos arrastran, hilos que tienen sus orígenes en las cosas mas elementales de los seres humanos, hilos que superan a las fuerzas que nos quieren hacer flanquear porque quienes tiran de ellos son, el amos, la familia, los amigos, el deseo supremo de ser cada vez mejores, la felicidad de demostrar que seguimos teniendo las mismas ganas de siempre y que aún podemos hacerle gambetas a los años. Hilos que se prenden del orgullo que llevamos con nosotros a donde vayamos y que no nos permiten bajar los brazos.
Entonces no busquemos una explicación que no existe porque es mas que evidente, no le achaquemos la culpa al fútbol por que el fútbol es un deporte y el deporte es sano en esencia. Tal vez debamos replantearnos de que manera encaramos el futuro, algunos compañeros, amigos y no son pocos, piensan que no hay que jugar al fútbol.
Otros, creen que hay que jugar menos tiempo, otros que los viejitos deberían jugar a las bochas y yo que no puedo con mi genio y aunque también haya dudado en algún momento me veo en la próxima Olimpiada, metiendo el mejor gol de mi vida y dedicándoselo a Pocho y a todos los amigos con que compartí algún abrazo en cualquier campo de juego y en la vida.
A los muchachos de Esquel, el agradecimiento de siempre por todas las atenciones recibidas, y a todos los compañeros de trabajo y amigos quisiera decirles que la vida es un bello juego en el que triunfan los que se atreven a ir un poco más allá, nuestro amigo Pocho nos trazó parte del Camino y el resto lo tenemos que trazar nosotros, entre todos podemos hacer que ese Camino nos lleve a lo que siempre hemos soñado.

Sarmiento, 7 de Noviembre de 2007

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